La tecnología pasó de ser un accesorio a ser un elemento integral y clave de todas las empresas y hogares.

Hoy en día nos encontramos inmersos en un mundo marcado por el dinamismo, donde fenómenos de gran envergadura, como conflictos geopolíticos o el cambio climático, redefinen constantemente el panorama global. En este contexto, la tecnología emerge como uno de los principales motores de progreso, que junto con la innovación y capacidad de adaptación se convierten en factores críticos para que las empresas no solo se mantengan, sino que prosperen en un ambiente tan cambiante.

Un legado de impacto

En 1939, cuando se construyó el primer computador mecánico programable, el mundo era un lugar totalmente diferente. El ascenso de Silicon Valley y el auge de la era de los computadores fueron vitales para crear procesos de automatización nunca antes vistos, lo que dio lugar a rápidos avances en campos como la ciencia, la medicina y las finanzas. Durante las décadas siguientes, el computador pasó de ser un accesorio inusual a ser un elemento integral de la mayoría de las empresas y los hogares. Este fenómeno tan exitoso aumentó la competencia en el sector, por lo que las compañías debieron afinar sus estrategias, desarrollar nuevas capacidades y transformar su cultura corporativa. Ya no se trataba únicamente de lanzar productos al mercado, sino de comprender las necesidades de las personas y ofrecer soluciones que verdaderamente impactaran sus vidas.

Las grandes empresas, resilientes y prósperas, fueron aquellas que se atrevieron a evolucionar; entraron en nuevos mercados, mejoraron la eficiencia operacional y depositaron su confianza en el talento de las personas. Se convirtieron en lugares donde la creatividad, la colaboración y el espíritu curioso rigen los espacios de creación y fomentan la innovación.

Así fue el caso de HP, pues entendimos que no se trata únicamente de desarrollar tecnología y comercializarla, sino de impactar positivamente en la vida de las personas. Gracias a esta visión, llevamos más de 80 años dejando huella en la historia.

Liderazgo, pilar de éxito

En palabras de Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Meta hasta 2022, “el liderazgo es hacer que los demás sean mejores como resultado de tu presencia y asegurarse de que el impacto dure en tu ausencia”. Esta visión retrata de manera fiel el vínculo entre cultura organizacional y el éxito. El sector tecnológico necesita que los líderes sean flexibles, que confíen en el talento y valoren las diferencias humanas, es decir, tengan estrategias claras para que, apoyados también en la diversidad e inclusión, apoyen a las comunidades en las que operan.

Si estas cualidades se combinan con un enfoque en la transformación digital y la adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, se produce una verdadera reconfiguración organizacional, y con ella las empresas pueden convertir estos esfuerzos en un mejor rendimiento conjunto. El estudio del 2024 ‘Cociente Digital’ de la consultora McKinsey señala que las compañías que integran innovaciones en sus prácticas desarrollan capacidades difíciles de copiar y mejoran su modelo de negocio para desarrollar soluciones digitales.

Innovación, la moneda del presente

Con la cuarta revolución industrial llegó un gran desafío: renovar las organizaciones a través de inteligencia basada en datos, para una mejor toma de decisiones y movimientos de negocios estratégicos. Sobre este aspecto, la firma Deloitte afirma que este fenómeno no solo cambió la forma de hacer las cosas, sino que también impactó en cómo las personas se relacionan con las empresas y las experiencias que esperan con esta interacción.

En el pasado, muchas veces tan solo bastaba con tener un buen producto y una operación ágil, pero en este nuevo escenario es fundamental integrar otros aspectos, como las expectativas de los usuarios, la personalización de los servicios, la interacción con todos los grupos de interés y el desarrollo del talento humano en nuevos ámbitos. Así, el sector tecnológico como principal gestor de la industria 4.0 tiene un reto superior: crear soluciones más enriquecedoras que acompañen a las personas y fomenten el aprendizaje intuitivo.

En este contexto, soluciones como la inteligencia artificial se posicionan como fuertes impulsoras de la innovación. Con la incursión de nuevas tecnologías, surgen oportunidades únicas para la automatización, el análisis de grandes volúmenes de datos, la generación de nuevas perspectivas de negocio y la mejora de operaciones. Las empresas que adopten estos avances de manera estratégica y, con igual importancia, fomenten el desarrollo de su talento humano lograrán una ventaja competitiva, y podrán crear productos disruptivos que satisfagan las necesidades del mercado.

En Colombia aún hay mucho por hacer, el país ocupa el quinto lugar de Latinoamérica en el Índice Global de Innovación 2023 (GII) y la posición 66 a nivel global. Si bien hemos dado pasos de gigante, es importante que desde la industria sigamos reafirmando el compromiso de desafiar el status quo, capacitar el talento y aprovechar las capacidades para avanzar al ritmo, o incluso más rápido, que el mercado nos impone. El futuro es prometedor y juntos podremos lograrlo.

Por: Sandra Hinestroza*
*La autora es Directora General de HP en Colombia.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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