Esta tendencia refleja un cambio de paradigma entre la globalización y la regionalización. ¿Qué papel juegan las nuevas condiciones políticas y económicas en este contexto?
Cada vez más, se escucha el término nearshoring en el análisis del comercio internacional y los mercados financieros. Este término se refiere al traslado de los procesos comerciales o productivos de una empresa a países geográficamente más cercanos. Aunque pueda parecer extraño, entender este fenómeno implica comenzar hablando del offshoring, donde se busca producción en países con mano de obra más barata. Aunque la lógica de costos es similar, en el nearshoring se consideran otros factores para hacer menos vulnerables las cadenas de suministro.
Una idea clave es que tanto el offshoring como el nearshoring reflejan un cambio de paradigma entre la globalización y la regionalización. La globalización, que dominó la política comercial y económica desde los noventa, buscaba integrar más a los países y regiones del mundo, eliminando barreras arancelarias y facilitando los flujos de capital. Sin embargo, ahora parece que la globalización está transformándose en regionalización debido al aumento del proteccionismo, el nacionalismo económico, las tensiones geopolíticas y la pandemia de Covid-19, que interrumpió significativamente las cadenas de suministro.

Recordemos cómo decisiones políticas, como las medidas de cero Covid en China, afectaron la producción de muchas compañías, o cómo los aranceles impuestos durante el mandato del expresidente Trump en Estados Unidos cambiaron las reglas del juego. Además, la invasión rusa de Ucrania llevó a un estrechamiento aún mayor de los lazos financieros y comerciales entre Estados Unidos y China. Geopolíticamente, podemos observar en el mapa una comparación entre el bloque G7 y los BRICS+, con las adiciones hechas en 2023 a este último. Sumado a esto, China está ampliando su esfera geopolítica con su iniciativa One Belt One Road, que busca revivir la Ruta de la Seda por tierra y mar desde 2015. Estos cambios muestran claramente que las grandes fuerzas políticas y económicas están evolucionando.
Latinoamérica está particularmente bien posicionada para aprovechar los beneficios del nearshoring, especialmente para Estados Unidos, debido a los husos horarios similares y las culturas de trabajo afines, entre otros factores. Esto ya se está observando en México, donde la entrada de flujos de divisas provenientes de empresas que reducen sus cadenas de suministro ha fortalecido el peso mexicano en momentos en que las monedas de toda la región se debilitan.
Aunque aún queda mucho por ver y no está claro si la globalización realmente ha llegado a su fin, está tomando un respiro o cambiará por completo, las tendencias hacia la creación de bloques y la regionalización son evidentes. En este contexto, las decisiones que tome Latinoamérica serán fundamentales para determinar si se convierte o no en una opción real para el nearshoring.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia
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