Irán perdió a su presidente y al ministro de relaciones exteriores en un accidente de helicóptero recientemente. ¿Qué implicaciones tiene esto en materia política y económica?
El pasado domingo 19 de mayo, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, falleció en un accidente de helicóptero en la región noreste del país, junto con el ministro de relaciones exteriores, Hosein Amir Abdolahian. Esta pérdida de dos importantes figuras políticas llegó en un momento complejo tanto a nivel local como internacional, lo que llevó al líder supremo, Ayatollah Ali Khamenei, a asumir el control de la situación nombrando al primer vicepresidente, Mohammad Mokhber, como presidente interino para mantener la continuidad.
Como mencioné en columnas anteriores, una medida clave para evaluar el sentimiento del mercado y el riesgo geopolítico es el precio del oro, considerado un refugio en momentos de incertidumbre. El gráfico muestra cómo su valor ha aumentado desde octubre del año pasado, cuando rondaba los US$1.820 por onza, experimentando un notable incremento tras el ataque de Hamas a Israel, y alcanzando un nuevo récord de US$2.424 por onza después del accidente en Irán. Esto refleja el creciente temor e incertidumbre entre los inversores, ante la posibilidad de que el conflicto se intensifique y se propague a otros países.

Para comprender mejor las implicaciones de estos eventos, es importante entender el funcionamiento del gobierno iraní. Irán es una república islámica establecida en 1979 por el Ayatollah Ruhollah Jomeini, tras derrocar al Sha Mohammad Reza Pahlebi. Esto implica que es una república con una base religiosa islámica, en particular del ramo Shiita. En su estructura jerárquica, hay dos figuras fundamentales: el líder supremo, máximo representante del Estado y autoridad política y religiosa, y el presidente, encargado del poder ejecutivo y elegido por voto popular cada cuatro años. Esta división entre cargos electos y permanentes es una característica importante del gobierno iraní, que ha llevado a una concentración significativa de poder en las figuras permanentes, especialmente en la del Ayatollah.
Raisi, el presidente fallecido, pertenecía a la facción más dura del gobierno y se consideraba cercano al Ayatollah. Su elección en 2021 fue polémica debido a la prohibición de participación de sus principales rivales, lo que provocó una baja participación en los comicios como forma de protesta. Además de marcar el ritmo de las próximas elecciones, su muerte plantea la cuestión de quién será el sucesor de Khamenei, cuya avanzada edad y control del poder hacen que su eventual sucesión sea un tema relevante para todo el Medio Oriente.
Les dejo mi columna sobre el oro.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia
Lea también: Los semiconductores, el talón de Aquiles de la IA