Cuando la estrategia cambia constantemente es difícil entusiasmarse y esto pasa, según Harvard, en el 79% de las instituciones de todo el mundo. ¿Qué hacer si tiene uno de esos jefes?
Trabajar para un líder que siempre cambia de opinión es una experiencia enloquecedora pero común. Cuando la estrategia cambia constantemente, es difícil entusiasmarse. Cuando se considera que la repetición del trabajo es inevitable, es difícil justificar un gran esfuerzo. Un líder que cambia de opinión constantemente suele dejar tras de sí una estela emocional de resentimiento. Esto, según Harvard pasa a más del 79% de las instituciones de todo el mundo.
Hoy con todos ustedes quiero entregarles cinco estrategias que he utilizado con mis empresas pasadas para esos equipos que están en situación:
1. Dale a tu líder un ‘tee-up’
Antes de presentar algo para que tu jefe responda, establece algunas bases y crea el marco para que participe de manera efectiva. Explícale de manera proactiva el contexto del proyecto, por qué es importante, quién está involucrado y cuáles eran las expectativas (porque probablemente lo hayan olvidado).
Digamos que trabajas en el área de customer success y has descubierto que tu equipo a menudo pasa por alto información valiosa de los clientes. Los comentarios de los clientes que se dejan en las redes sociales se quedan en el área de marketing, los comentarios que se dan directamente a un representante de ventas se quedan en el área de ventas y los datos de las encuestas de clientes no están organizados. Tú y tu jefe están de acuerdo en que recopilar y clasificar mejor los comentarios de los clientes sería un proyecto de gran valor para tu organización.
En unas pocas semanas, creas un plan de proyecto para afrontar este desafío. Sabes que necesitarás trabajar con todos los departamentos, analizar en profundidad los datos existentes y crear sistemas sostenibles para garantizar un éxito duradero. Y ahora estás listo para presentar tu plan a tu jefe.
En lugar de profundizar en los detalles y preguntar: “¿Qué piensas de este plan de proyecto?”, sé proactivo y comienza la conversación con algo como:
“A principios de este trimestre hablamos sobre lo valioso que sería recopilar y clasificar mejor los comentarios de nuestros clientes. Nos faltan conocimientos valiosos que podrían mejorar nuestros productos. Para que esto suceda, necesitaremos involucrar a los departamentos de marketing, ventas y TI y crear un sistema que se mantenga en el futuro, para que no nos vuelva a encontrar con esto. Sabiendo que ese es nuestro objetivo final, quería compartir con ustedes un plan de proyecto que creé. “
¿Qué enfoque daría lugar a una conversación más reflexiva? ¿Cuál tiene más probabilidades de generar un acuerdo duradero? ¿Qué conversación haría que tú y tu jefe se sintieran mejor?
Cuando estás ocupado, dedicar tiempo a diseñar un tee-up puede resultar una tarea ardua. Sin embargo, si tu líder tiene antecedentes de dar marcha atrás, los pocos minutos que dediques a diseñar un tee-up podrían ahorrarte horas o semanas en el futuro.
2. Sé específico con tus preguntas
Si trabajas para un líder que siempre cambia de opinión, pregúntale “¿Qué piensas?” te pondrá en la vía rápida hacia una montaña de trabajo por hacer.
Cuando le pides retroalimentación general, la mayoría de los jefes sugerirán algo para cambiar o agregar. Es su trabajo indicarles dónde pueden ser más útiles. Definir el alcance de la retroalimentación es crucial.
Volvamos a nuestro ejemplo del plan de proyecto de retroalimentación del cliente. Después de hacer una presentación preliminar, formula una solicitud de retroalimentación específica, como: “Me interesa saber qué piensa sobre el cronograma que he establecido. ¿Cree que es realista o demasiado ambicioso?”
Pedir retroalimentación sobre algo específico le da a tu jefe un lugar donde descansar. Cuanto más claro seas sobre qué retroalimentación estás buscando, más eficiente y eficaz será su conversación.
Cuando estés pensando en las preguntas específicas que podrías querer hacerle a tu jefe, puede ser útil considerar sugerencias como:
- ¿En qué es bueno mi jefe? ¿Cómo puedo aprovechar sus puntos fuertes?
- ¿Cuál es el componente más urgente de lo que estoy discutiendo?
- ¿Qué podría potencialmente descarrilar el éxito?
- Al considerar todos los elementos de mi plan, ¿cuál tendrá el mayor impacto en mi éxito?
La intención no es manipular a tu jefe. Ser específico con tus preguntas le permite a tu jefe ser eficaz con sus comentarios, aprovechando sus puntos fuertes, centrándose en los elementos de mayor importancia y brindándole su apoyo de la manera más eficaz posible.
3. Definir la ‘fase de edición’
En algunas industrias, como la del vídeo, la fabricación o la publicación, existe una fecha límite definida hasta la cual se pueden realizar cambios. En otras, no hay un punto de corte específico. Se pueden cambiar las cosas una y otra vez… y otra vez. Es caro a largo plazo, pero a corto plazo, no suele haber consecuencias.
A continuación, se muestra un lenguaje que puedes utilizar para definir un “período de pesaje” con tu jefe: “En nuestras conversaciones iniciales, acordamos que el cronograma de X era nuestro objetivo. Eso significa que necesitamos tener todos los comentarios recopilados para Y. De lo contrario, no alcanzaremos nuestro objetivo y eso dará como resultado Z.”
Es probable que tu jefe tenga una gran cantidad de proyectos y plazos en la cabeza. Un simple recordatorio de cuándo termina la fase de “edición” y de lo que está en juego si se demora es, a menudo, todo lo que necesita un jefe aparentemente indeciso para cerrar el ciclo con confianza.
4. Contraatacar cortésmente
No quieres que te consideren una persona que se niega a cambiar, pero ceder constantemente a los caprichos de último momento de tu jefe tampoco te ayuda. Si respondes a los cambios de dirección perpetuos con un “¡no hay problema!”, eres un socio dispuesto en esta danza tan frustrante. Existe un punto intermedio entre la terquedad infantil y permanecer despierto hasta la medianoche para rehacer tu mazo por décima vez.
Considera contraatacar cortésmente con un lenguaje como el siguiente:
Entiendo tus comentarios. Sé que ambos queremos que este (producto, proyecto, etc.) sea un éxito. Agradezco que te hayas tomado el tiempo de opinar. Quiero volver a nuestro objetivo X. Lo hemos cambiado varias veces.
- ¿Crees que la versión actual no logrará el objetivo?
- ¿El cambio que estás solicitando alterará el resultado?
- ¿Cuál es el costo de esperar para avanzar?
- ¿Vale la pena invertir (X cantidad de tiempo) en el cambio o sería mejor aprovechar ese tiempo priorizando Y?
El tono lo es todo. Debes hacer estas preguntas desde una posición de genuina curiosidad. Tal vez algo haya cambiado realmente.
5. Examina tu propia renuncia a cambiar
La esquiva certeza que nuestro cerebro anhela con tanta desesperación es poco probable en el entorno empresarial actual. Reconocer un nivel básico de cambio continuo como algo inevitable es crucial para liderarse a uno mismo. Más importante aún, ser capaz de operar frente al cambio es imperativo para tu felicidad personal.
Algunos jefes cambian constantemente de opinión porque no piensan bien sus directivas, no valoran el tiempo de su equipo o no tienen claro el resultado final. Pero muchos líderes cambian de opinión porque, aunque pueda resultar frustrante y generar más trabajo, las circunstancias lo justifican.
No conviene trabajar para un líder que nunca cambia de opinión. Los buenos jefes están dispuestos a probar algo diferente, trazar un nuevo rumbo o corregir un paso en falso. El cambio es parte del proceso de progreso. Si cada pequeña “edición” desencadena en ti una reacción de lucha o huida, vale la pena explorar la raíz de tu reticencia.
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Los colaboradores de alto rendimiento son los que lideran. Tú tienes el poder de controlar las ideas interminables de tu jefe y reducir la cantidad de cambios no deseados.
Los jefes que cambian constantemente de opinión suelen caer en ese patrón porque son creativos, entusiastas y siempre quieren mejorar. Esas son cualidades excelentes en un líder. Con intencionalidad, puedes cosechar los beneficios sin tener que pagar un precio interminable por la repetición del trabajo.
Por: Mateo Marulanda Restrepo *
Twitter: @matmaru1
*El autor es Head of expansion de Pluria LatAm. Mentor de la Cámara de Comercio de Bogotá y del Colegio de Estudios Superior de Administración CESA. Ángel inversionista en startups en etapa temprana. Me fascina escribir sobre Startups, reclutamiento & cultura, trabajo remoto, futuro del trabajo, hacks para first time founders y aprendizajes de mis emprendimientos.
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