Frases como “El dinero no compra la felicidad”, aunque bien intencionadas, perpetúan una desconexión entre las personas y una sana relación con sus finanzas. ¿Por qué?

En muchas culturas, el dinero es un tema tabú, pero en la cultura latina y particularmente en la colombiana, esta tendencia está acentuada por factores culturales y religiosos. Tradicionalmente, hablar de plata es visto como algo indebido, ya sea por modestia, miedo al juicio social o por creencias religiosas que asocian el dinero con codicia o superficialidad. Frases como “El dinero no compra la felicidad”, aunque bien intencionadas, perpetúan una desconexión entre las personas y una sana relación con sus finanzas. Este silencio cultural tiene consecuencias profundas: impide compartir conocimientos, discutir errores financieros y aprender de las experiencias de otros.

A esto se suma un problema estructural: la baja educación financiera. En Colombia, y en gran parte de América Latina, la educación financiera no es una prioridad en los planes educativos. Muchos colombianos llegan a la adultez sin comprender conceptos básicos como el interés compuesto, la importancia del ahorro o cómo manejar deudas. Como resultado, la población es más vulnerable a caer en ciclos de endeudamiento, tomar malas decisiones de inversión o no planificar adecuadamente para el futuro. Esto perpetúa una brecha de desigualdad que dificulta el progreso económico.

En los países desarrollados, la inteligencia financiera es promovida activamente desde edades tempranas. Sistemas educativos como el de Finlandia, por ejemplo, incluyen temas de economía doméstica en el currículo escolar. Estados Unidos, aunque con desigualdades, tiene una mayor cantidad de recursos públicos y privados que enseñan a las personas a invertir, ahorrar y emprender. Además, existe una cultura más abierta para hablar de dinero, que fomenta el intercambio de ideas y estrategias financieras. Estos países también cuentan con regulaciones que protegen a los consumidores financieros, creando un entorno más seguro para aprender y practicar.

Entonces, ¿qué podría hacer Colombia para mejorar su inteligencia financiera? A nivel individual, es crucial que cada persona asuma la responsabilidad de educarse financieramente. Existen numerosos recursos en línea, como libros, podcasts y cursos gratuitos, que pueden ayudar a construir una base sólida. También es fundamental romper el tabú de hablar de dinero, iniciando conversaciones abiertas y honestas en los hogares y con amigos.

A nivel de país, se necesita un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las instituciones educativas y el sector privado. Incluir educación financiera en el currículo escolar desde la primaria es una medida indispensable. Además, promover programas de capacitación para adultos y emprendedores puede ayudar a cerrar brechas. El sector privado también puede jugar un rol clave al crear productos financieros más accesibles y transparentes, así como programas de capacitación para sus empleados y clientes.

Hablar de plata no debería ser un tabú, sino una herramienta para empoderar a las personas. Solo así podremos transformar nuestra cultura financiera y construir un futuro más próspero para Colombia.

Por: Mauricio Sáenz*
*El autor es CEO de Rentek.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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