En las starups, detrás de muchas historias de crecimiento meteórico, hay otra narrativa menos glamorosa: la de culturas tóxicas, equipos desgastados y líderes cuya obsesión por llegar a la cima terminó costando demasiado.

En el mundo de las startups, el éxito suele medirse en cifras: rondas millonarias de inversión, valuaciones que desafían la lógica, velocidad de expansión y titulares que glorifican al “founder” como un visionario fuera de serie. Pero detrás de muchas de esas historias de crecimiento meteórico, hay otra narrativa menos glamorosa: la de culturas tóxicas, equipos desgastados y líderes cuya obsesión por llegar a la cima terminó costando demasiado.

Entonces, vale la pena preguntarnos: ¿el fin justifica los medios?

Los casos abundan. Adam Neumann, fundador de WeWork, vendió la visión de transformar el trabajo en comunidad. Pero tras la fachada de innovación, se escondía un liderazgo mesiánico, desordenado y egocéntrico que terminó desmoronando a una de las startups más prometedoras del mundo.

Travis Kalanick, en Uber, instauró una cultura donde la agresividad era una virtud, la competencia interna se premiaba, y las reglas del juego podían ignorarse si eso significaba ganar mercado. Durante años, su estilo fue celebrado. Hasta que las denuncias por acoso, el desgaste del equipo y los escándalos públicos obligaron a la junta a removerlo.

Incluso íconos como Steve Jobs —indiscutible genio creativo— han sido señalados por comportamientos autoritarios y trato despótico a su equipo. Si bien su legado es incuestionable, hoy, en un contexto que valora la empatía, la salud mental y la colaboración, su estilo despierta preguntas más profundas.

Parte del problema es que seguimos operando bajo mitos del liderazgo que ya no sirven. Mitos que, como líderes, necesitamos desaprender si queremos construir organizaciones sanas, humanas y sostenibles. Algunos de los más comunes:

  • “El líder tiene todas las respuestas”. No. El liderazgo saludable nace de la humildad intelectual, de saber hacerse preguntas y rodearse de quienes saben más.
  • “Ser fuerte es no mostrar vulnerabilidad”. Falso. La autenticidad conecta. La vulnerabilidad bien gestionada inspira y permite construir confianza.
  • “Los resultados lo justifican todo”. No todo vale. El cómo importa tanto como el qué. No podemos hablar de impacto si el camino está lleno de heridas.
  • “Liderar es controlar”. El control es una ilusión. Los grandes líderes no imponen, inspiran. No micromanejan, empoderan.

Un liderazgo sano no es perfecto, pero sí consciente. Es aquel que entiende que construir una empresa es también construir una cultura. Que reconoce que el bienestar del equipo no es un “nice to have”, sino una condición indispensable para crecer de forma sostenida.

Es un liderazgo que sabe poner límites, que escucha activamente, que se permite aprender y desaprender. Que se cuida para poder cuidar. Que entiende que el éxito no se trata solo de escalar, sino de cómo y con quién se escala.

Liderar no es cargar con todo. Es sostener con otros. Es cultivar entornos donde la gente quiera quedarse, crecer y aportar su talento.

En un ecosistema que glorifica el crecimiento acelerado y el “hustle” constante, necesitamos redefinir el éxito. Porque el verdadero éxito no es levantar una ronda, salir en TechCrunch o llegar al unicornio.

El verdadero éxito es construir algo que valga la pena y hacerlo sin destruirse ni destruir a otros en el camino.

Empresas como Salesforce, con su concepto de Ohana que pone el bienestar y la comunidad en el centro, o Asana, con su enfoque en la claridad, la colaboración y el desarrollo personal, han demostrado que es posible construir empresas exitosas sin renunciar a una cultura organizacional saludable. Son ejemplos de que el crecimiento y el alto desempeño no están reñidos con crear entornos seguros donde las personas realmente quieran desarrollarse.

Las startups tienen el poder de transformar industrias y vidas. Pero también tienen la responsabilidad de hacerlo desde un liderazgo consciente, humano y con propósito.

Porque no, el fin no justifica los medios. Y ya es hora de dejar de premiar a quienes aún creen que sí.

Contacto:
LinkedIn:Salua García Fakih
Twitter: @Saluagf
*La autora es Cofundadora de la plataforma Symplifica, que trabaja por lograr la formalización de los empleados del hogar en Latam. En su instagram @saluagarciafakih promueve el emprendimiento y comparte sobre su experiencia como emprendedora. Cuenta con un Máster en Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Rosario, Máster en Liderazgo de EADA Barcelona y es Especialista en Marketing de EAFIT.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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