Presenciamos hoy un escenario en el que el PC se ubica como el elemento que potencia el trabajo y los espacios personales. Un equipo que nos brinda potencia e inteligencia para nuestro entorno laboral, a la vez que facilita las interacciones más íntimas. Es la unión de varios mundos en pro de la computación para la vida.

Han pasado 44 años desde que el primer computador personal vio la luz. En ese entonces, pocos veían en esas cajas pesadas y robustas un dispositivo que vendría a cambiar el mundo, convirtiéndose no solo en una herramienta efectiva para las dinámicas de trabajo, sino también para el estudio y el entretenimiento. 

Hoy por hoy, la evolución de los PCs ha tocado líneas inimaginables, integrando tecnologías e innovaciones que les permiten ser versátiles para tareas de oficina, y a la vez empoderar a los usuarios en la cotidianidad del hogar. Los computadores en la actualidad no son solo centros de trabajo. Gracias a los más recientes adelantos, especialmente en campos como la inteligencia artificial, han empezado a gestar una revolución en las herramientas encaminadas a mejorar la productividad, integrando a la vez ocio y entretenimiento en un mismo producto.

Debemos hablar, precisamente, de esa transformación que han tenido los computadores desde su aparición. Veíamos en un principio aparatos inamovibles, que se instalaban en un lugar y parecía que nunca se iban a mover. Un monitor pegado con cables a una torre de cómputo y esta, a su vez, con teclado, ratón y parlantes para interactuar. Eran tiempos incluso sin conectividad, con PCs que más bien venían a ser máquinas de escribir modernas con aplicaciones incipientes que remplazaban con dificultad y lentitud algunas dinámicas de trabajo.

El cambio con el tiempo ha sido notorio y, con él, las posibilidades que ofrecen los computadores para darles a los usuarios un amplio uso. En el presente tenemos pantallas táctiles, con resoluciones altísimas para ver contenidos multimedia y disfrutar de series y películas desde cualquier lugar. Sumado a esto, tenemos los equipos 2 en 1. Con bisagras de buena resistencia, estos dispositivos sirven no solo en su modo de computador portátil, sino como tablet. Y por si fuera poco, ya estamos viendo modelos comerciales que integran pantallas flexibles o extendibles.

Pero no todo es forma: también hay fondo. Estos equipos, a pesar de su tamaño compacto, integran procesadores capaces de ofrecer un alto rendimiento, ideales no solo para tareas cotidianas, sino también para actividades más exigentes como la edición de contenido o incluso el gaming. Y es que en su interior se mueven los hilos que dan vida a la interacción digital en todo el planeta.

Gordon Moore, uno de los cofundadores de Intel, planteaba la popular ‘Ley de Moore’ que detallaba que la cantidad de transistores en un microprocesador se duplicaría aproximadamente cada dos años, resaltando el crecimiento y la eficiencia del poder del cómputo con el paso del tiempo. Y aunque muchos en la industria han comenzado a revisar la validez actual de este planteamiento, lo cierto es que es una visión muy acertada de lo que ha sucedido en este campo y comprueba las capacidades de la innovación en computadores y otros dispositivos electrónicos.

Es clave resaltar el rol que tiene en este sentido la generación más reciente de procesadores Intel Core Ultra. Esto, por supuesto, habilitando la inteligencia artificial (IA): es la primera vez que uno de los procesadores para consumo de Intel integra un motor de IA dedicado. De hecho, los computadores que integran IA representan una nueva generación de equipos que, con sus procesadores, impulsan la CPU, la GPU y la NPU para que estén preparadas para soportar cargas de trabajo de IA avanzadas. Por ejemplo, que la IA ayude a crear contenido, acelere la ejecución de tareas repetitivas, proteja la información del equipo de forma más inteligente, o que promueva la colaboración entre personas distantes gracias a herramientas que mejoran la comunicación.

Protagonista del trabajo y el hogar

En la actualidad, desde pequeños equipos manejamos poderosas hojas de cálculo, desarrollamos documentos importantes de trabajo y accedemos a aplicaciones laborales. Además, nos sirven para conectarnos con personas en otras partes del mundo al instante, facilitando los negocios, la colaboración empresarial e impulsando la productividad y la eficiencia corporativa.

En los entornos personales esa misma evolución ha traído consigo una variedad de usos que fortalecen la posición del PC como eje de ecosistemas de entretenimiento. Basta ver su papel protagónico en los videojuegos, que por más que han llegado a plataformas más livianas como tablets, celulares o consolas portátiles, siguen siendo los preferidos por los gamers cuando de tener poder se trata.

Es un gran momento para ver los alcances de ese compañero ideal de todo trabajador. Para darnos cuenta también que a la par de un mundo laboral que avanza a un ritmo desenfrenado, las personas también valoran más el tiempo que puedan tener para dedicar al descanso, a otras pasiones o a su familia. Y en ese contexto, los nuevos equipos de cómputo prometen ser un factor diferencial entre el trabajo y la vida.

Así las cosas, presenciamos hoy un escenario en el que el PC se ubica como el elemento que potencia el trabajo y los espacios personales. Un equipo que nos brinda potencia e inteligencia para nuestro entorno laboral, a la vez que facilita las interacciones más íntimas. Es la unión de varios mundos en pro de la computación para la vida.

Por: Marcelo Bertolami*
*El autor es director de Socios Regionales y del equipo de Tecnología de Latam en Intel.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.

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