Pareciera que con una variación de 13.28% en febrero contra 13.25% los precios estarían tocando un techo.
La inflación es por definición la variación positiva de los precios y estos se miden típicamente utilizando el índice de Precios al Consumidor – IPC, el cual agrupa una serie de grupos de consumo básico de los hogares o la canasta familiar. Además, cada uno de estos grupos tiene un peso específico dentro del índice donde los tres de mayor participación son alojamiento y servicios públicos con 33%, seguido de alimentos con 15% y transporte con 13%.
Teniendo esto en cuenta, vale la pena analizar la variación anual del índice ya que permite revisar su comportamiento en el mismo mes de cada año, es decir en momentos donde las tendencias de consumo son similares, como puede verse en el grafico con la línea azul. Pareciera que con una variación de 13.28% en febrero contra 13.25% los precios estarían tocando un techo, sin embargo, vale la pena evaluar dos variables adicionales que nos permitan saber que tan factible es que esto esté sucediendo, el IPC sin alimentos (línea naranja) y el Índice de Precios al Productor (línea amarilla).

Los alimentos aportan volatilidad
Ahora entra la primera de las medidas a tener en cuenta es el IPC sin contar el precio de los alimentos, ya que si bien este grupo no es el que más peso tiene dentro de la canasta si suele ser el más volátil, por eso ayuda a explicar en algunos momentos el aumento general, como fue el caso en julio de 2016 el anterior máximo histórico.
Sin embargo, en el registro de febrero mientras el índice general solo aumentó 3 puntos básicos entre enero y febrero de forma anual el IPC sin alimentos lo hizo en 43, lo que nos permite llegar dos conclusiones, primero, los alimentos están mostrando una perdida de dinamismo en su aumento de precios lo cual sin lugar a dudas es una buena noticia y segundo todavía hay presión por parte de los demás grupos, que por su parte es problemático al ser una señal de presiones al alza de los precios más estructurales.
Bajan costos de los productores
La otra medida que creo relevante para este análisis y la he usado en columnas anteriores es el Índice de precios al Productor que viene mostrando una señal más clara de reducción de presión en los precios con un descenso importante desde el máximo que marcó en mayo de 2022 con 34,59% hasta ubicarse en 13,17% para febrero. Este dato es relevante porque mientras el IPC nos ubica del lado de la demanda este nos da una visión relacionada con la oferta. Sin embargo, también vale la pena notar, como puede verse en el gráfico de la derecha, que todavía falta un camino importante para que estos costos se ubiquen en niveles prepandemia, ya que en 2018 y 2019 fueron de un promedio de 4,75%.
Para concluir, en resumidas cuentas, el dato de la inflación de febrero nos está dando varias señales cruzadas que hacen difícil determinar con exactitud si estamos ya en el pico de inflación, aunque también vale la pena notar que las señales positivas, como reducción en el aumento de alimentos y caída de los costos de los productores van haciendo este escenario cada vez más factible. Sin embargo, la nuevas medidas de los bancos comerciales al reducir la tasa de interés de ciertas tarjetas de crédito en niveles alrededor del 20% podría hacer tambalear esta tendencia ya que terminaría incentivando de nuevo el consumo, lo que llevaría a un mayor aumento en los precios, yendo en contravía con todas las medidas tomadas por el Banco de la República, por lo que la pregunta de sí tocamos techo en la inflación se hace cada vez más relevante para marzo.
A este respecto les quiero dejar mi columna de la semana pasada donde hablo de los peligros del control de precios ya que es un tema muy relacionado con la inflación.
Por:Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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