Dan Alexander

Durante casi 50 años, Donald Trump expandió el imperio inmobiliario de su padre hasta convertirlo en una fortuna de 2.500 millones de dólares. Luego, en menos de cinco años, creó un reino de criptomonedas aún más valioso.

Mientras los diplomáticos de todo el mundo tratan de comprender a Trump, Qatar puede haber encontrado la forma perfecta de complacer al presidente estadounidense: ofrecerle un regalo enorme para alimentar su ego.

Los aranceles parecen herramientas sencillas, pero a menudo tienen repercusiones inesperadas. Basta con preguntarle al presidente, cuya fortuna se desplomó en US$500 millones en cuestión de días.

Donald Trump estuvo a un solo fallo de la corte de apelaciones de perder el control de su imperio. Aunque algunos lo descartaron, sus partidarios resistieron, proporcionándole los votos (y las criptomonedas) que necesitaba para salvar el pellejo y duplicar su fortuna.

Las preocupaciones por la liquidez amenazaron a Donald Trump mientras estuvo fuera del cargo. Gracias a un fin de semana inaugural como ningún otro, esas preocupaciones ya desaparecieron.

Tras haber reconstruido su empresa tras perder a cientos de empleados y a su hermano el 11 de septiembre, Howard Lutnick debería ser uno de los directores ejecutivos más respetados de Estados Unidos. ¿Por qué tanta gente lo desprecia?

Los rumores de lavado de dinero han estado presentes en el negocio del golf de Donald Trump durante años. Forbes descubrió la verdadera fuente de los fondos.

Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton ganaron muchísimo dinero después de dejar el cargo, pero aún así no lograron ni de lejos tanto como el presidente más rico de la historia de Estados Unidos.

Muchos ricos han despilfarrado fortunas en política, pero ningún otro estadounidense ha utilizado la política para crear tanta riqueza personal como el 45º presidente, que dejó el cargo con un nuevo activo: multitudes de personas dispuestas a comprarle casi cualquier cosa, a prácticamente cualquier precio.